La jornada de Haro comenzó con despiste: algunos voluntarios equivocaron el punto de encuentro y se desplazaron a otra depuradora (la de las bodegas), pero enseguida se aclaró el entuerto y estuvimos todos reunidos, equipados y dispuestos.
El soto del Ebro aguas abajo de la depuradora municipal estaba francamente sucio. Las crecidas en este punto han depositado una cantidad considerable de todo tipo de residuos, algunos como siempre bastante sorprendentes: ¿Un contenedor metálico aplastado? ¿Una lona de goma gigantesca que necesita de cinco o seis personas para trasladarla? En nuestras jornadas de limpieza todo es posible…
Esta vez, tuvimos voluntarios de todas las edades -desde los 5 hasta los 65- y como curiosidad participó una familia completa y varios integrantes del nuevo equipo de gobierno del propio Ayuntamiento de Haro, que participaron a nivel individual.
Una de las mayores dificultades fue la extracción de los residuos recogidos desde el soto hasta el punto más cercano de acceso de nuestros vehículos de apoyo, pero el trabajo en equipo hizo todo mucho más llevadero.
Como siempre, la jornada acabó con una estupenda comida en la “Fuente del Moro” donde nos despedimos hasta la próxima.
Ochenta bolsas y un móntón de voluminosos ¿alguien da mas?
Nuestro equipo de voluntarios tomó las riberas del Ebro para dejarlas como la patena.
Sí. Es un contenedor completo. ¿Cómo habrá llegado hasta aquí?
Los más pequeños escuchan las excplicaciones de nuestos monitores. La seguridad ante todo.
Es increible la altura a la que algunos residuos aparecen. ¡¡Como habrán sido las crecidas de este año!!
Nuestros voluntarios se afanan en la labor.
Y siempre encontramos un hueco para la educación ambiental. Conocer es amar. ¿A que no habías visto antes un avispero?
Algunos residuos practicamente se incrustan en el suelo y es muy complicado extraerlos.
En este soto, fue complicado sacar las bolsas hasta el punto de acceso más cercano, pero si todos colaboran un poco…
Y para los residuos más pesados, es imprescindible el trabajo en equipo.
Acabada la jornada, una cadena para cargar las bolsas y trasladarlas hasta los contenedores más cercanos.
Y al final, una agradable comida en la “Fuente del Moro”. ¡Que sitio tan estupendo!
Más mensajes de nuestros amigos de los ríos.
Algunos participaron en la jornada por responsabilidad ambiental ¡Y además se lo pasaron en grande!